domingo, 7 de octubre de 2012

Divorciados, pese a la crisis económica

Padres e Hijos / nuevas fórmulas de pago: Las parejas han dejado de tener en cuenta la mala situación económica a la hora de llevar a cabo este costoso trámite legal.

Divorciados, pese a la crisis
Ni parejas rotas forzadas a la convivencia por la crisis, ni divorcios retrasados sine die por falta de liquidez en la cuenta
Los despachos de abogados especializados en familia tienen «más trabajo que nunca eso sí, a costa de ofrecer a sus clientes «imaginativas formas de pago». 
La mala situación económica ha dejado, de esta forma, de influir en este trámite legal, dando paso a una nueva mentalidad a la hora del pago con tal de lograr la mejor defensa posible a la hora de luchar por la custodia de los hijos, la casa, y la pensión.
Los últimos datos de 2011 del Consejo General del Poder Judicial así lo indican: 
el año pasado se cerró con 117.179 demandas de divorcio presentadas en los tribunales, frente a las 119.513 del año anterior. Esto se traduce en una modesta caída de un 2% que, sumada al descenso de matrimonios celebrados ese mismo año, podría suponer que estamos dejando atrás una tendencia a la baja que los expertos han atribuido a un efecto colateral de la crisis.
Para Luis Zarraluqui, presidente de Zarraluqui Abogados de Familia, uno de los profesionales con más experiencia en España en procesos de divorcio, esta mínima alteración de datos sobre divorcios carece de importancia
A su juicio, el número sólo ha variado sensiblemente, por lo que no podemos hablar de bolsa de parejas encadenadas en casa a la espera de tiempos mejores para poder hacer frente al proceso. «No lo vemos como tendencia a señalar. Cuando la gente se divorcia, normalmente es porque tiene motivos», asegura.
Quizás, reconoce Zarraluqui, sí que existan algunas parejas que se retraigan a la hora de iniciar los trámites, pero nunca por los costes del proceso, sino por los que supone la nueva vida. «Si tienen que divorciarse, pueden tardar, pero a la larga lo hacen». 
En la misma línea se pronuncian tanto Gonzalo Pueyo-Puente, presidente de la Asociación Nacional de Abogados de Familia, como la abogada matrimonialista Ana Tormo, para quienes el descenso no es relevante porque siguen trabajando al mismo nivel que antes. «Puede que ahora se negocien las minutas pero si te vas a divorciar, quieres estar en manos de profesionales que te ofrezcan confianza», dice esta última profesional.

Ganas de «pelea»

En cuanto al coste, todo depende. Como dice González-Pueyo, «depende de las ganas de pelear de la pareja por todo lo que tienen que repartir, pero también de la destreza de los abogados que lleven a cabo el proceso y, en última instancia, de la agilidad del juzgado. 
Ya se sabe, uno sabe donde entra pero no cuando sale», comenta. 
Donde la crisis sí ha provocado un cambio de mentalidad es en las nuevas e imaginativas formas de pago. «Ahora lo 1º que hacen es intentar negociar los honorarios», reconoce Tormo. El siguiente paso, continúa Carmen Varela, responsable del departamento de familia del bufete Círculo Legal, es que algunos despachos ofrecen facilidades de pago a la gente y algunas parejas «incluso piden préstamos a su familia para que sufraguen los gastos del proceso. Desde luego, todavía no me he encontrado a nadie que no lo haga por dinero», asegura esta letrada, quien cuenta cómo un cliente suyo le paga 300 euros al mes por su proceso y «asunto resuelto».

Menos «aguante»

En el turno de oficio también queda constancia de esta realidad, donde incluso la petición de representantes legales para familia se ha disparado, resalta Manuel Valero, presidente de la Asociación de Letrados por un Turno de Oficio Digno (Altodo)
«Una inmensa mayoría de divorcios se tramita a través de este servicio gratuito de la justicia, a lo que habría que sumar una cantidad muy importante de gente que no está casada pero a la que se le tramitan las medidas correspondientes , expone.
«Es un hecho —concluye Varela—, los matrimonios de hoy no aguantan tanto como los de antes, pero si a esto encima le añadimos un cambio de valores y la mala situación económica actual, tenemos lo que tenemos».

La «condena» de la pensión

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