miércoles, 16 de septiembre de 2015

El divorcio ya no es lo que era

Cuervo Alfageme Abogados | 14-09-2015 | 
Cuando una pareja se casa lo hace para toda la vida, pero las estadísticas demuestran que no siempre se cumple esta previsión. Por ello es importante que cuando se vayan tomando decisiones respecto a cómo enfocar la vida de casados, se tenga en cuenta que bien puede acabarse antes de lo deseado, lo que no es incompatible con apostar por la relación.
Los matrimonios de nuestros  abuelos estaban casi blindados. Hasta el año 1981 no se incluyó el divorcio en el Código Civil (salvo un breve periodo de tiempo anterior)  y aun en ese momento se hizo estableciendo supuestos tasados en los que podía pedirse, siendo necesario demostrar que existía una causa para poder lograr el divorcio. En aquel momento la tendencia era conceder la custodia de los niños a la madre y,  si esta no trabajaba, fijar una pensión compensatoria, habitualmente de forma indefinida.
Las cosas desde entonces han cambiado mucho. Con la reforma del  año 2005 desaparece el divorcio causal y ahora cualquiera de los cónyuges puede solicitarlo sin tener que exponer razón alguna. La custodia compartida va ganando puntos y se presupone que la madre y el padre están igualmente cualificados para el cuidado de los hijos. Las pensiones compensatorias han caído en picado y la tendencia es establecerlas de modo temporal a no ser que el matrimonio haya sido de larga duración y  el cónyuge  se haya dedicado al cuidado de la familia. La pensión de viudedad ya no está garantizada en caso de divorcio. Si sumamos a estas circunstancias el hecho de que nuestro país atraviesa una crisis económica con altas tasas de desempleo y que los salarios son bajos, el mejor consejo que hoy día se puede dar a una pareja que inicia su vida juntos es que cada uno de ellos se preocupe de obtener ingresos, sin depender económicamente el uno del otro. La ecuación más segura es la compartir  responsabilidades tanto para obtener ingresos como para cuidar a los hijos. Atrás quedaron los tiempos en los que una mujer podía decidir dedicarse al cuidado de sus hijos con la tranquilidad de que su marido se encargaba del sustento económico, pasara lo que pasara. Y este consejo es tanto para ellos como para ellas, porque la igualdad está presente.
Ahora bien. ¿Y si una pareja decide que 1 de los 2, sea hombre o mujer, se dedique a cuidar a sus hijos? Es una decisión respetable, sin duda. Pero nuestra recomendación es ajustar esa decisión al régimen económico del matrimonio y dejar prevista alguna medida para caso de ruptura a través de las capitulaciones matrimoniales. Al menos de este modo puede preverse cierta cobertura para la parte económicamente más vulnerable.

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